La vida, tal y como la concebimos en la actualidad ha sufrido numerosas extinciones:
- Extinciones masivas del Cámbrico-Ordovícico
- Extinciones masivas del Ordovícico-Silúrico
- Extinción masiva del Devónico
- Extinción masiva del Pérmico-Triásico
- Extinción masiva del Triásico-Jurásico
- Extinción masiva del Cretácico-Terciario
El título de este comentario y del blog, se refiere a la imparable marcha del ser humano hacia un progreso desenfrenado cuya meta, aunque él no se lo crea, es la conversión del planeta en una ecumenópolis, es decir un planeta-ciudad el estilo de Coruscant (Star Wars) o Trantor (Fundación, Asimov)
Este Camino a Couruscant se observa, y este quiero que sea el objetivo del blog, en el desprecio hacia el legado del pasado, en post de un progreso difícil de justificar. La inmediatez ante la serenidad. Nada se interpone al progreso, tenga dos mil o sesenta millones de años, si una carretera ha de destruir una villa romana, que se destruya, si un ferrocarril ha de arrasar un cauce jurásico, que lo arrase, se paga con dinero, pero no se detiene.
Recordemos que hace 200 años no existía el ferrocarril, y posiblemente dentro de otros 200 no existirá, sin embargo el mal y la destrucción sembrada ya no tiene arreglo.